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Troppo, 10/2007

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Río de Janeiro fue escenario de una ambiciosa producción, como muestra de su avance en América latina.

“Bollywood ya es una industria global. Y unas 3500 millones de personas ven al año por lo menos una película de Bollywood en algún lugar del mundo.” No es casual que se haya iniciado de esta manera la charla entre LA NACION y el productor Ram Prasad Devineni, que llegó a Buenos Aires para hablar del cine más prolífico del mundo y presentar algunas de sus películas.

Lo que hasta hace poco era un secreto a voces hoy constituye uno de los fenómenos más apasionantes de la industria del entretenimiento. La mayor usina de producción cinematográfica del mundo no está en Hollywood, sino en la India. Y más precisamente en Bombay, donde se acuñó esa denominación, Bollywood, que hoy es sinónimo de un modelo de concepción fílmica en términos narrativos, estéticos y hasta ideológicos.

Pero este extraordinario hecho ya no funciona, como antes, encerrado sólo fronteras adentro de la India y pensado para consumo interno de un público devoto y apasionado como pocos. “Bollywood es muy popular hoy inclusive en lugares en donde no hay comunidades fuertes de residentes indios. En Berlín y París hay exhibiciones permanentes de películas de Bollywood. En Estados Unidos, un estreno llega a 100 cines, cuando una película francesa en las mismas condiciones sólo alcanza para siete u ocho.”

Enormemente popular también en todo Medio Oriente y en el Caribe, Bollywood ahora quiere pisar fuerte en América latina. Un primer paso consciente y deliberado ya tuvo sus frutos: gran parte del rodaje del film comercialmente más exitoso de 2006 en India, Dhoom 2 (suerte de versión Bollywood de Misión Imposible , con algunas de las más importantes estrellas de este cine) tuvo lugar en Río de Janeiro. En esta ciudad, quienes asistieron hace pocos días al Festival Internacional de Cine pudieron comprobar el creciente interés que despierta Bollywood entre el público brasileño y subrayaron el atractivo de estas producciones entre el público de clase media de San Pablo.

Pero al mismo tiempo, en forma espontánea y por razones que ni el propio Devineni puede explicar, en varias regiones muy populosas de Perú y de Bolivia los pobladores comenzaron a hacer propias las películas de Bollywood, pródigas en sencillas historias de romanticismo desbordante, música y canciones (ver aparte), por medio del mercado del video y del DVD.

La siguiente etapa de esta progresiva expansión global de Hollywood es la Argentina, que conoce por ahora en cuentagotas la historia del fenómeno, pero comienza de a poco a descubrirlo e interesarse en él. A las películas estrenadas en los cines de realizadores “exportados” por la India hacia el mundo anglosajón como Mira Nair ( La boda ) y Gurinder Chadha ( Jugando con el destino ) se suma un puñado de ediciones directas en DVD: la extraordinaria Lagaan , Novia y prejuicio y Misión: Cachemira .

“La estrategia de desembarco de Bollywood en América latina apunta sobre todo al mercado del entretenimiento hogareño y a los festivales, ya que no nos pasa por la cabeza estrenar películas en los cines regularmente. Y además pensamos en proyecciones en canales de arte o cultura de la TV, ya que el material es muy fácil de conseguir”, señala Devineni, que constituyó de algún modo la “avanzada” de este movimiento al cerrar el último fin de semana, con una conferencia ilustrada con imágenes y fragmentos de películas, el ciclo Bollywood Experience organizado por la Ciudad Cultural Konex e Indigo Producciones.

En sus palabras, Devineni dice que su visita se propone llevar a la Argentina la actual corriente de diálogo cultural y cinematográfico entre la India y América latina. “El gobierno indio -concluye- es consciente de que la industria cinematográfica es hoy la mejor embajadora del país.”

Por Marcelo Stiletano. De la Redacción de LA NACION. 10/2007

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El cineasta vino a impulsar la producción de la India, que llega a 1.000 filmes al año. “Sólo nos falta entrar en América latina”, dice.

A Bollywood no le importa Hollywood. Hollywood, en cambio, quiere meterse en el enorme mercado indio. Y hace la posproducción de muchas de sus películas allá: en la India los costos son menores, se habla inglés y hay tecnología de avanzada”, dice el realizador y productor indio Ram Prasad Devineni, que vino a Buenos Aires para impulsar el cine de su país en la Argentina: por ahora, a través del ciclo “Bollywood Experience”, realizado en Ciudad Cultural Konex, donde dio un seminario.

El término Bollywood alude a una sorprendente y vasta industria cinematográfica, con centro en Bombay, donde se filman películas en hindi, una de las 16 lenguas habladas en la India. “Con la producción de 1.000 filmes por año, proveemos las películas más populares del mundo: 3,5 billones de espectadores ven cine indio en el mundo cada año. No hablamos de un cine de arte sino comercial. Me encantan películas como las de Lucrecia Martel, pero allá domina el entretenimiento”, aclara.

Lacaan (de Ashutosh Gowariker, nominada al Oscar en 2002) marcó un quiebre. Hasta su estreno, el cine de Bollywood era visto en Asia, Oriente Medio, Africa, los Estados Unidos o Canadá, pero siempre por la población india, musulmana. Lacaan se abrió a públicos nuevos. Ahora, sólo nos falta entrar en América latina: un mercado apto para el cine popular. En la Argentina tenemos la idea de hacer festivales y lanzar DVDs. Y, también, de rodar cine indio acá.”

¿Es cierto que allá las funciones parecen partidos de fútbol: con muchos hombres, gritos de aliento y enojos?

Sí. En grandes urbes, con el avance de las multisalas, cambió un poco. Pero en áreas suburbanas, donde viven las mayorías, hay cines de 3.000 butacas: los espectadores ven un filme 10 o 15 veces: gritan, cantan, pelean… Los indios estamos orgullosos de nuestro cine, somos nacionalistas. Los filmes de Hollywood y Europa representan apenas el 10 o 15 por ciento de los estrenos.

Y en la India hay una censura que no es necesariamente estatal…

El cine indio no tiene desnudos ni sexo. Toda la industria acuerda estas restricciones: es nuestra cultura. En la casa del Kamasutra, nadie lo ejercita en pantalla. Allá Shahrukh Khan, galán mucho más popular que Tom Cruise, nunca besó a nadie en un filme.

Una rareza, ya que las comedias románticas y los melodramas son los géneros más fuertes del cine indio…

Sí: es casi una ironía. Las escenas de sexo son suplidas por coreografías que explican o subliman lo que no se muestra. La industria musical está muy conectada con Bollywood. Muchas veces recauda más la banda de sonido de un filme que el filme mismo.

Las películas de Bollywood suelen durar más de tres horas. ¿Les complica la entrada a nuevos mercados?

Sí. Pero la globalización va cambiando esta particularidad y otras. Antes se filmaba sin guión: el director convocaba a una estrella, le ofrecía bebida alcohólica y le hablaba tres horas de un proyecto. Con el contrato, buscaba dinero: de inversores, empresas o mafiosos. El Estado tenía cero participación. Y sigue teniendo cero: reconoció a esta gran industria nacional como tal hace apenas 15 años.

10/2007

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Mostra indiana recebe 165 filmes, mas nenhum brasileiro, e homenageia o diretor Shyam Benegal, dedicado à produção indie

Considerado um dos mais importantes eventos de cinema da Índia, o Festival Internacional de Pune homenageou, no fim de semana, um dos maiores diretores indianos vivos, Shyam Benegal, uma espécie de Robert Redford daquele país, especialmente por seu trabalho com o cinema independente e sua forte ligação com os centros acadêmicos de estudo de cinema.

Na homenagem, Benegal anunciou seu próximo projeto, o filme Mahadev Ka Sajjanpur, sobre a história de um homem que sobrevive escrevendo cartas para analfabetos em regiões pobres da Índia. Na entrevista concedida ao Estado, o diretor confessou que este novo filme nasceu de uma certa inspiração em Central do Brasil, de Walter Salles, ganhador do Festival de Berlim em 1998. ‘O Walter Salles é um dos diretores latino-americanos que eu mais admiro e tenho visto todos os seus filmes. Focarei minha história na Índia dos iletrados, naquela que depende de pessoas como o personagem Mahadev para se comunicar com seus parentes e amigos distantes’, conta o diretor, que pretende lançar o filme mundialmente no próximo semestre.

As semelhanças entre Shyam e o diretor brasileiro não param por aí. Assim como Salles, Shyam começou sua carreira na publicidade, tendo feito mais de 900 trabalhos publicitários e documentários antes de estrear como diretor de ficção. ‘Foi uma bela forma de começar a carreira. Sou da segunda geração de publicitários indianos e aprendi quase tudo que sei – como mexer com lentes, lidar com a câmera – no trabalho com anúncios. E isso me ajudou também a vender meus filmes, porque aqui na Índia não se consegue uma boa bilheteria se não fizer muito marketing, tamanha a produção de filmes a cada semana. Não podemos depender do boca a boca porque, enquanto alguém fala do meu filme para outro, ele já está saindo de cartaz, ou seja, não há tempo para isso’, explica Benegal, único diretor indiano a ganhar cinco vezes o prêmio de melhor filme do National Film Award e homenageado, em agosto passado, com o prêmio máximo do cinema indiano por sua carreira como um todo, o Dadasaheb Phalke Award.

Por conta do festival internacional, Pune recebe, nesta época do ano, uma grande quantidade de intelectuais e jornalistas, especialmente por ser um dos berços do que hoje é a indústria de cinema indiano – com sua grande produção – mais conhecida como Bollywood. O Pune Film Institute ainda conta em todas as edições com estudantes de cinema de todos os continentes, especialmente graças ao seu vasto material de arquivo para estudo de cinema. O National Film Archive of India (Arquivo Nacional de Filmes da Índia), localizado no instituto, tem quase 17 mil títulos de filmes de vários países, além de 27 mil livros, 33 mil roteiros e 130 mil fotos do ambiente cinematográfico.

Em sua sexta edição, a mostra exibe até amanhã 165 filmes do mundo inteiro. Na seção Country Focus (País em Foco), uma retrospectiva do cinema francês e alemão, com a exibição de filmes como Change of Address, do francês Emmanuel Mouret, e Baron Münchhausen, do húngaro Josef von Baky, feito na Alemanha em 1943. Além de Shyam Benegal, ganharam retrospectiva também o cinema do alemão Alexander Kluge e do espanhol Pedro Almodóvar.

No festival, há três mostras competitivas: além da World Cinema, seção central com filmes dos mais variados países; a Marathi Cinema, dedicada ao cinema produzido neste Estado na região central da Índia, com um prêmio de US$ 20 mil para o melhor filme e US$ 10 mil para melhor diretor, prêmios considerados altíssimos para o padrão indiano. A terceira mostra competitiva é dedicada a animações digitais feitas por estudantes indianos, com US$ 5 mil em prêmios para os melhores trabalhos exibidos.

Jabbar Patel, diretor e organizador do festival, trouxe este ano 12 filmes latino-americanos – como O Pântano, da argentina Lucrecia Martel – entre os quase 60 filmes internacionais. Nenhum filme brasileiro está na lista dos latino-americanos e não foi por falta de interesse do festival. ‘Queríamos muito ter trazido o filme A Casa de Alice, mas não conseguimos nem chegar perto de trazê-lo porque tivemos enormes problemas de comunicação com os responsáveis pelo filme no Brasil. Eu ouvi falar muito bem desse filme e prometi a mim mesmo que conseguirei trazê-lo para o festival em 2009. Até lá a gente vai afinar melhor nossa comunicação com o pessoal do Brasil’, comenta Patel, que explica já haver outras dificuldades adicionais para trazer o cinema latino à Índia, como o alto custo financeiro de trazer diretores e produtores devido à distância entre as duas regiões.

Para o ano que vem, Patel adiantou à reportagem que o Festival Internacional de Pune fará uma homenagem especial pelo centenário de nascimento do compositor indiano R. D. Burman (1939-1994), considerado o pai da música contemporânea de Bollywood.

Franthiesco Ballerini . O repórter viajou a convite da organização do festival. 1/2008

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escute reporter Franthiesco Ballerini, do Jornal da Tarde, em Bollywood. (mp3)

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Maior produtora de filmes do mundo, Bollywood passa por transição, cujos longas podem ser vistos em mostra que começa hoje.

Mumbai, Índia – A maior indústria de cinema do mundo desembarca hoje pela segunda vez em São Paulo. A Cinemateca Brasileira, em parceria com a Academia Internacional de Cinema, promove a 2.ª Mostra de Filmes de Bollywood até o dia 17 de fevereiro. Uma oportunidade para conferir os maiores sucessos de bilheteria e os filmes que representam a transição da indústria cinematográfica da Índia.

A reportagem do Estado foi conferir de perto, com exclusividade, que transição é essa que está modificando a indústria que produz mais filmes no mundo – cerca de mil e 3,6 bilhões de ingressos vendidos por ano.

O reconhecimento de Bollywood como indústria pelo governo, em 2000, começou a varrer do mapa indiano o estilo de produção caótico e de estrutura familiar que imperava no país desde o começo do século 20. Amit Khanna, presidente da Reliance Entertainment – uma das mais poderosas multinacionais da Ásia – explica que, durante um século, o cinema indiano se fortaleceu graças a um esquema infalível: produzir filmes baratos, com metade do dinheiro arrecadado pelo produtor para não sair no prejuízo nunca. O que acontecia é que, além de pagar os juros do empréstimo, o produto barato ainda era visto por milhões de indianos que pagavam alguns centavos de dólares pelo ingresso à procura não de cinema de qualidade, mas entretenimento que os tirassem por três horas da dura realidade social da Índia. Assim formou-se a indústria de cinema do país. “Em 2020, 70% da população indiana terá entre 8 e 30 anos, enquanto a China está envelhecendo. Nosso mercado só tende a crescer”, diz Amit Khanna.

Derek Bose, escritor e maior especialista vivo de Bollywood, é simples e direto sobre esta questão da transição. “Dinheiro não é problema. A questão é que 90% das produções são medíocres e não estimulam o intelecto. A mudança vem porque, com tanto dinheiro no bolso, os produtores agora querem roteiros inteligentes. Estamos numa ?crise narrativa?, em busca de roteiristas criativos”, diz.

Bose se refere ao que até hoje é a maior crítica ao cinema indiano. Todos os filmes parecem seguir uma mesma fórmula: três horas de duração, com um intervalo no meio, sempre com um herói e uma heroína que cantam e dançam a cada 15 minutos. Nunca há beijo, homossexualismo, violência contra a mulher e problemas sociais baseados na realidade. É o eterno conflito do mocinho querendo conquistar a mocinha ao som de deliciosas músicas indianas. “Antes, um ator fazia cinco filmes por dia, ia de estúdio para estúdio. Hoje isso não acontece mais. Há filmes ousando não ter final feliz, heroínas nem música”, diz Bose, referindo-se a títulos dessa transição que podem ser vistos no festival, como Kabul Express – com crítica social sem a presença de heroína.Quem quiser conferir os clássicos pré-transição, a dica é Dilwale Dulhania Le Jayenge, que ficou 10 anos em cartaz e tem música, dança e heróis.

A transição, no entanto, está só começando. O cinema indiano ainda é regido por uma forte censura – são seis centros de controle que seguem 32 regras. O país ainda detém só 2% do mercado mundial e a mão de obra é muito mal paga. Mas com tanto dinheiro chegando na Índia, esse painel tem os dias contados para acabar.

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Franthiesco Ballerini. 2/2008

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Mostra em Sao Paulo traz a mais recente producao de filmes da India. A surpresa sao obras com ambicao artistica e qualidade tecnica, em vez dos famosos dramalhoes.

Uma nova era está começando na maior indústria de cinema do mundo. Não estamos falando de Hollywood, responsável pela produção de uma média de 250 filmes por ano. Há décadas, Bollywood nome pelo qual é conhecido o complexo de estúdios em Mumbai, na Índia joga no mercado quase mil longas-metragens anualmente. Trata-se de um fenômeno de bilheteria não só na Índia, mas em países como Grécia, Paquistão, Indonésia e Estados Unidos, este o lar de uma das maiores comunidades de indianos do mundo. Essa cinematografia extremamente popular, escudada em dramalhões, está passando por uma grande transformação os novos filmes “bollywoodianos” agora têm ambição artística e maior cuidado de produção. A partir deste mês, o público brasileiro poderá conferir a mudança. A Academia Internacional de Cinema, em São Paulo, realiza, entre 12 e 14 de junho, a exibição gratuita de clássicos do cinema indiano e filmes da chamada transição, seguida por debates com especialistas no assunto. Algo semelhante ocorrerá na Cinemateca Brasileira, em São Paulo e no Rio, durante o mês de julho.

Essa nova era está expressa em filmes como Taare Zamen Par, Kabul Express e Chak De! India. Taare Zamen Par (Estrelas na Terra, em hindi) é dirigido, produzido e protagonizado por um dos cinco maiores astros do cinema indiano hoje, Amit Khanna. Nessa produção, não há a presença do herói nem da heroína, dois elementos recorrentes na “velha” Bollywood. Pela primeira vez também, fala-se sobre um problema de saúde; nesse caso, a dislexia infantil. Taare Zamen Par foi a maior bilheteria do cinema indiano no ano passado. Kabul Express também não tem heroína, música ou seqüências de dança, algo impensável há pouquíssimo tempo em Bollywood. De contornos políticos, o filme trata da delicada relação da Índia com o vizinho Paquistão e foi muito bem aceito pelo público, o que demonstra um novo comportamento do indiano. A produção Chak De! India (Torça pela Índia, em hindi) tira as mulheres dos belos vestidos e maquiagens, típicas de Bollywood, e as coloca em uniformes de críquete. Pela primeira vez, elas discutem temas como política, família e sociedade. Antes, tais discussões só existiam na voz de homens.

Durante quase um século, o cinema foi praticamente a única fonte de entretenimento na Índia, já que a TV só abriu canais privados há poucos anos e o país só se tornou destino de shows e peças teatrais a partir dos anos 90. Ao contrário de Hollywood, onde as grandes distribuidoras se organizaram no começo do século 20, na Índia o esquema de produção sempre foi familiar. “Bollywood sempre funcionou assim: um dia, alguém decidia fazer um filme. Pegava um empréstimo, quase sempre no mercado negro, usava metade daquele valor para fazer um filme de baixa qualidade e embolsava o resto. Assim surgiam milhares de produtores no país, num esquema familiar”, explica Amit Khanna, presidente da Reliance Entertainment uma das maiores multinacionais da Ásia. As sementes da “nova Bollywood” começaram a ser plantadas em 2000, quando o cinema foi reconhecido como indústria pelo governo da Índia. Com isso, os pequenos produtores entraram em decadência e surgiram os grandes conglomerados de entretenimento no país.

Apesar das mudanças, o cinema indiano ainda é dono de peculiaridades. Como o fato de não permitir o surgimento de uma indústria fonográfica. “Na índia, todas as músicas são criadas para virar fi lmes. Lançamos CDs apenas para criar a expectativa para o filme que chegará depois”, comentam os irmãos Bapi e Tutul, compositores de sucessos para filmes. Outra peculiaridade é o mundo dos astros e estrelas, que são endeusados. “Há templos para alguns desses atores. Por isso, inexiste a possibilidade de um astro interpretar um vilão”, conta Kishore Namit Kapoor, presidente da escola de atuação que leva seu nome e forma jovens atores. Na Índia, os atuais deuses são Shahrukh Khan e Aamir Khan, que ganham US$ 7 milhões por filme. Não signifi ca que são belos ou bons atores. Shahrukh Khan, por exemplo, não é nenhum dos dois, mas tem carisma com o público, e isso é o que importa. Eis uma cultura que o novo cinema bollywoodiano, em sua busca de qualidade artística, pretende mudar.

Franthiesco Ballerini, Mumbai

Superinteressante
BOLLYWOOD: A industria cinematografica que mais cresce no mundo nao e americana. A India ja tem mais espectadores que Hollywood.

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Shah Rukh Khan Alguns desses deuses poderão ser vistos no Brasil até o dia 17, na 2ª Mostra de Cinema de Bollywood, numa parceria da Academia Internacional de Cinema com a Cinemateca Brasileira, onde serão exibidos os filmes (Largo Senador Raul Cardoso, 207, 3512-6111). Estão no evento obras do maior astro indiano do momento, Shah Rukh Khan (Dilwale Dulhania Le Jayenge), ao lado da ””deusa”” Kajol e longas do veterano Amitabh Bachchan (Sholay; Jhoom Barabar Jhoom), uma espécie de Al Pacino indiano. ””Há templos para alguns desses atores no sul da Índia, ou seja, eles são venerados literalmente. Por isso, nunca estrelas como eles interpretam um vilão, porque isso seria inaceitável para o público””, diz Kapoor. ””Eu amo o Shah Rukh Khan, ele é perfeito. Mas meus pais ficaram preocupados quando decidi ser ator porque é quase impossível chegar ao topo como ele por aqui””, comenta o estudante de atuação Tapan Prabhakan.

Tamanha adoração não significa que esses astros sejam bons atores. ””Não são estrelas por talento ou beleza, mas pelo carisma””, comenta Kapoor. Isso pode ser comprovado vendo alguns desses filmes da mostra. Para entender por que a atuação indiana é tão melodramática e artificial (bem mais que nos dramalhões do México, acredite), o Estado foi conferir as aulas do Kishore Namit Kapoor Acting Institute.

Com turmas pequenas – de 30 alunos por semestre – , há diversos tipos de aula, duas delas obrigatórias para todos: de dança e luta. ””Dançar é crucial para qualquer ator por aqui. A gente dança até quando está brava. Para atores homens, lutar é imprescindível para o começo da carreira””, comenta a aluna Kanak Khanna.

Embora apenas aprendizes, os alunos parecem profissionais de luta e dança nas aulas. Já quando a questão é atuar, eles fazem caras e bocas risíveis para os padrões ocidentais. Nos filmes de Bollywood, nunca há choros de verdade, apenas a conhecida ””lágrima de glicerina”” (produto usado para estimular as glândulas lacrimais). ””O rosto é o centro da atuação aqui, ampliado mil vezes na tela, então ele precisa fazer expressões fortes””, justifica Kapoor. ””E durante um século, o público indiano pouco se importou com a qualidade da atuação, porque não havia outra forma de entretenimento que não fosse o cinema. Shows e concertos estão chegando só agora por aqui.””

Uma das razões para essa representação forçada é que os professores das próprias escolas repassam para as novas gerações essa forma de atuar. Este talvez seja o último aspecto que entrará na atual transição do cinema indiano, já que o público local não aceita facilmente a forma de representar habitual do Ocidente – que procura trazer emoções reais dos personagens, buscando na memória pessoal experiências semelhantes. Há uma outra razão para a má interpretação. ””A maioria dos atores ainda recebe os roteiros 15 minutos antes de rodar o filme porque a filmagem tinha de ser resolvida quase no mesmo dia””, conta Aryaman Sapru, ex-ator e atual professor do instituto.

Achou tudo muito estranho? Então ouça isso. ””Adorar os astros aqui é como torcer para um time de futebol no Brasil. Há rivalidades entre quem ama Shah Rukh Khan e aquele que adora Aamir Khan, por exemplo. Se o filme do meu astro vai mal, chamo todos meus conhecidos para ir ao cinema ou comprar o DVD, para bater meu ””oponente””””, conta Kapoor. Para ter um astro como esses num filme não custa menos do que US$ 7 milhões. Pode ser uma ninharia nos padrões de Hollywood, mas é uma fortuna na Índia. Pelo menos por enquanto.

Franthiesco Ballerini, Mumbai, Índia. 2/2008

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